Por: Yonni Aguilar – observatoriociidh@gmail.com
En los últimos años, la sociedad guatemalteca ha sido testigo de cómo casos de corrupción dentro del sistema de justicia penal el país, han puesto en tela de juicio la independencia de los tribunales, jueces, magistrados y la integridad del sistema legal. Uno de los casos emblemáticos analizados ha sido el juicio por La Línea, un caso que ha dejado huella en la percepción de la población sobre el sistema de justicia, especialmente entre las juventudes.
Este artículo, explorara de manera clara y detallada en qué consiste este caso, cómo se vincula con la corrupción judicial y de qué manera afecta la participación política de los jóvenes.
El juicio por La Línea ha sido catalogado como un hito en el análisis de la corrupción en el sistema judicial nacional. Aunque los detalles específicos del proceso pueden ser complejos y difíciles de comprender por un ciudadano que solo se informa por los medios de comunicación o redes sociales, lo esencial radica en la exposición de irregularidades y prácticas que vulneran los principios de transparencia y equidad en la administración de justicia.
Entre los elementos centrales del caso se encuentran, a) La falta de transparencia: diversos aspectos del proceso judicial estuvieron marcados por la opacidad, lo que generó desconfianza en la ciudadanía. B) Influencia externa: Se identificaron presiones y maniobras por parte de de diversos sectores externos a las instituciones de impartir justicia, que sugieren que intereses externos pudieron haber influido en las decisiones judiciales. c) Debilitamiento de instituciones: El caso evidenció debilidades en los mecanismos de control interno del sistema de justicia, haciendo evidente que las medidas de rendición de cuentas no eran suficientes.
Este contexto se ha convertido en un referente para analizar cómo ciertos fallos en la administración de justicia, como lo sucedido recientemente en donde los implicados en este caso han salido de prisión e inclusive la devolución de activos que previamente habían sido adquiridos producto de actos de corrupción, estos actos jurídicos tienen repercusiones en la percepción de toda la sociedad, en especial entre los sectores de los bonos demográficos, como el de jóvenes.
Pero en este punto sale a relucir el concepto Corrupción Judicial, pero ¿Qué significa y por qué importa?
La corrupción judicial[1] se manifiesta cuando funcionarios o instituciones encargadas de impartir justicia se ven involucrados en actos ilícitos o irregulares, que pueden ir desde sobornos hasta manipulaciones en la aplicación de la ley.
En otras palabras podemos decir que la corrupción judicial es el abuso de poder por parte de jueces, fiscales, abogados y otros profesionales del derecho para obtener un beneficio personal
Algunas características son:
- Imparcialidad comprometida: La confianza en el sistema de justicia penal se basa en la idea de que todos los ciudadanos serán tratados de manera equitativa. Cuando se evidencia corrupción, esta premisa se ve gravemente afectada.
- Fallas en la rendición de cuentas: La incapacidad de sancionar a quienes vulneran la ley genera un efecto dominó, permitiendo que prácticas corruptas se repitan.
- Erosión de la Confianza Pública: Cada escándalo judicial refuerza la idea de que el sistema no protege los derechos de los ciudadanos de manera justa.
El caso de La Línea es un ejemplo paradigmático de cómo estas fallas pueden desestabilizar no solo la percepción de la justicia, sino también el compromiso ciudadano en la defensa y la participación en el sistema democrático.
Pero esto genera ha generado un impacto que podría ser considerado negativo en la confianza de las juventudes[2], estos representan una parte fundamental de la sociedad, según los datos del censo poblacional del año 2018 el 11% de la población está comprendida en este bono demográfico, y su visión sobre la justicia influye directamente en su involucramiento político y social. Cuando se presentan casos como el juicio por La Línea, las consecuencias pueden ser profundas como:
Desconfianza Generalizada
En donde la percepción de injusticia, cuando la exposición a casos de corrupción judicial conduce a la sensación de que el sistema de justicia no protege a los ciudadanos de manera justa. Muchos jóvenes sienten que las reglas pueden ser manipuladas a favor de quienes tienen poder o influencia.
Otro elemento por considerar es la ceguera ante la legalidad, que surge cuando la repetición de este tipo de casos genera un ambiente en el que las juventudes se muestra escéptica sobre la posibilidad de lograr cambios a través de los mecanismos tradicionales de justicia.
Desmotivación y Desafección Política
Esto genera un ambiente negativo que impacta en la reducción del interés cívico, cuando los jóvenes perciben que el sistema está viciado, se desmotivan de participar en procesos electorales o en movimientos políticos. Esta falta de participación no solo debilita la democracia, sino que también perpetúa un ciclo de inacción y frustración.
Generando como consecuencia el aumento de la apatía, que en este escenario la podemos considerar como una sensación de impotencia frente a un sistema corrupto puede llevar a la apatía, donde las juventudes se retiran de la esfera pública, creyendo que sus voces no son escuchadas.
Búsqueda de Alternativas
Como el activismo y movimientos sociales, por otro lado, la indignación frente a la corrupción judicial ha motivado a algunos jóvenes a involucrarse en movimientos sociales y de protesta, buscando crear espacios de rendición de cuentas y mayor transparencia en la administración pública.
Y por último queda un elemento fundamental relacionado con la innovación en la participación ciudadana, en donde el uso de tecnologías y redes sociales se ha convertido en una herramienta poderosa para denunciar irregularidades y movilizar a la opinión pública, evidenciando una forma alternativa y moderna de participación política.
Por último solo queda dar una tentativa de respuesta a la pregunta de ¿Cómo la Corrupción judicial afecta la participación política de los jóvenes? el impacto del caso La Línea en la confianza de las juventudes es solo una parte del panorama. La corrupción del sistema de justicia penal en general influye de manera directa en la participación política de los jóvenes a través de diversos mecanismos como:
Falta de Representación
Existe una desconexión con las instituciones de justicia, cuando el sistema falla en garantizar justicia, las juventudes sienten que sus intereses y derechos no están representados. Esta desconexión puede llevar a una menor participación en procesos políticos y electorales, y esto se agrava cuando este bono demográfico está integrado por juventudes que integran o representan a poblaciones indígenas o pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+, por mencionar algunos.
Desconfianza en los líderes políticos: La percepción de que las élites y los actores políticos están vinculados a prácticas corruptas desincentiva el compromiso con representantes que, en teoría, deberían defender los intereses de la sociedad. Pero como constante es que las juventudes se sienten utilizados por estos sectores para sus beneficios particulares, en donde en muchos casos solo benefician a solo una pequeña porción de quienes les apoyaron, privilegiando áreas urbanas sobre juventudes del área rural del país.
Lo anterior provoca una gran erosión de la credibilidad del Estado dando como resultado una desintegración del contrato social, donde la confianza en el Estado se basa en la premisa de que las instituciones actúan de forma justa y transparente. La corrupción judicial debilita este contrato, lo que resulta en una disminución de la participación ciudadana en la toma de decisiones. A esto se le debe sumar que existen barreras para el cambio, se da cuando las juventudes perciben que las instituciones están manipuladas por intereses particulares, se crean barreras psicológicas con el objetivo de implantar temor sobre las consecuencias de denunciar y proponer reformas estructurales.
Esto conlleva que se generen consecuencias de largo plazo como:
- Desigualdad y exclusión: provocando que una falta de participación política por parte de las juventudes que se puede perpetuar como un sistema en el que solo un grupo reducido de personas tiene acceso al poder y a los recursos, incrementando la desigualdad, discriminación, entre otros.
- Crisis de legitimidad: La repetida exposición a la población de casos de corrupción, como el de La Línea, lo que puede derivar en una crisis de legitimidad hacia las instituciones de justicia que, a mediano y largo plazo, afectan la estabilidad democrática y la capacidad de las instituciones para responder a las necesidades de la población.
Ante este panorama, es fundamental proponer estrategias que permitan recuperar la confianza de la juventud en la justicia y en las instituciones democráticas. Algunas propuestas que podrían ser fortalecer de la transparencia por medio de la implementación de mecanismos de auditoria social para la rendición de cuentas, aspecto vital para que se establezcan controles internos y externos que permitan sancionar de manera efectiva a quienes incurran en prácticas corruptas.
Establecer procesos de formación en derechos y deberes, en el cual se incluyan programas educativos que fortalezcan el conocimiento sobre el funcionamiento del sistema judicial y la importancia de la participación ciudadana. Que permitan el fomento del pensamiento crítico, por medio de la capacitación de jóvenes para analizar críticamente la información y distinguir entre hechos y percepciones, fortaleciendo su capacidad de exigir rendición de cuentas.
[1] Te recomendamos leer: https://knowledgehub.transparency.org/guide/topic-guide-on-judicial-corruption/5305
[2] Las Naciones Unidas define a los jóvenes como las personas entre 15 y 24 años.